GERNIKA
Tristemente las campanas sonaban
Mientras aquella ciudad, cruelmente bombardeada.
Aún no había amanecido el día
Y el santuario de la libertad, de muertes ardía.
Se refugiaba la gente llorando,
Entre las runas de aquellas calles vacías.
Algunos gritaban reclamando,
Aquella paz que sangrientamente plañías.
Se fueron los nacionales
Quemando antes aquel viejo roble,
Símbolo de sabiduría.
El honor de aquel árbol noble,
Dios de tus raíces culturales,
Un día tu pueblo defendería.
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